Deja el frigorífico bien surtido y con varios platos preparados para que tu marido solo tenga que calentarlos. Controla tu peso realizando las tareas de limpieza y ten ropa de una talla pequeña a la vista para motivarte a no pasarte de la raya con la comida. Asegúrate de que quedan suficientes calzoncillos, camisas y calcetines limpios hasta que puedas regresar del hospital. Y evita “causar molestias” a tu familia comprobando que hay papel higiénico, pasta y cepillos de dientes o jabón necesarios para usar durante tu ausencia.
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[fa type=»file-text»] Fuente: La Vanguardia