Son las algo de la tarde en algún lugar del mundo y en la sala del juzgado se escucha una notificación de Skype. El novio ya está conectado, desde otro lugar donde, quizá, es la primera hora de la mañana. La novia, como es tradición, tardará un poco más en llegar, conectándose desde un tercer país. Es una videoconferencia como cualquier otra, salvo por el hecho de que es una boda. Dos de los participantes del videochat van a casarse por Internet y algunos de sus familiares y amigos también asisten remotamente al enlace.
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[fa type=»file-text»] Fuente: Blog Yoigo