Con la vida dañada que llevamos, no es de extrañar que casi todo se convierta en motivo de tirarnos los trastos a la cabeza. Son muchos años de sálvese quien pueda, especialmente en el entorno laboral. Por eso no es raro que cuando una empresa ofrece a sus empleados con hijos pequeños alguna medida especial de conciliación, empiecen las protestas de los que no tienen hijos: “pues yo no entiendo porqué siempre tiene que elegir las vacaciones antes fulanita solo porque tenga tres churumbeles…”.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País