No tiene millones de seguidores en redes sociales como la activista medioambiental sueca. No ha atravesado el Atlántico en un velero cero emisiones para ir a una cumbre como ella. No congrega fervores climáticos ni odios trumpianos. Ni tan siquiera lleva trenzas.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo