“Cuidado que te vas a caer”. “Bájate de ahí”. Seguro que recuerdas haber dicho alguna de estas frases. Los adultos a menudo estamos preocupados y en alerta mientras los niños juegan, la razón: el miedo a que se puedan caer o se hagan daño. Sin embargo, a veces nos cuesta diferenciar su miedo del nuestro.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País