Antje tiene 11 años y pasó tres encerrada en casa con el trauma y el «desgaste profesional» que le provocaron sus intentos de adaptarse al ritmo de su clase. Sus padres, junto a otras ochenta familias, tratan de conseguir que Países Bajos califique de «discapacidad» la superdotación intelectual y garantizar a sus hijos una educación adecuada.
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[fa type=»file-text»] Fuente: ABC