Imaginen un grupo de bebés, de ocho o diez meses, jugando con los juguetes que se encuentran esparcidos por el suelo en el interior de una sala. Siempre en contante movimiento, cada uno de ellos abandona el último objeto que tiene en sus manos, para disfrutar de otro. Una persona pasea delante de ellos y coloca una pieza desconocida, sin que se den cuenta. Comprobarán que cualquiera de esos niños y niñas, cuando levante la cabeza, percibirá que ese elemento no estaba antes allí, e inmediatamente abandonará el juguete que tenía entre las manos para dirigirse hacia su nuevo descubrimiento. Este comportamiento está asociado con el hecho de que el bebé adapta su atención para maximizar su aprendizaje. Y esta es una de las conclusiones a la que ha llegado el artículo de investigación Infants tailor their attention to maximize learning, publicado recientemente en Science Advances.
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