¿Quién habría dicho que los niños tendrían tantas ganas de ir al cole? Vale que seguramente es para jugar y charlar con sus amigos, pero las ganas están. Y la que tampoco falta es la espada de Damocles constante en forma de cualquier posible positivo de coronavirus o síntomas similares que hagan saltar las alarmas (que después acabará siendo el típico constipado invernal pero del susto no nos libramos).
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País