Conciliar es poner de acuerdo contrarios. Pero trabajo, familia y vida personal no lo son. Estamos ya en la era de la integración: de cabeza y corazón, de las distintas áreas de nuestra vida y de la misión propia con el propósito de la empresa, que solo será sostenible si ambas parten de una visión trascendente que busca satisfacer no solo las propias necesidades, sino también las de los otros.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País