Decía el psicólogo Luis Cencillo que el niño descrito como raro, poco sociable e inhibido sufría mucho por sus múltiples etiquetas. Si fuéramos capaces de comprender que más que raro, es un niño tímido, todo cambiaria. De ahí la gran importancia de las atribuciones que hacemos sobre los comportamientos de los niños y los adolescentes. Basándome en las ideas de Cencillo, siempre he creído que el adolescente ha sido (y es) un gran incomprendido
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País