Del «no me taladres» o «no me rayes» al «payaso» y de ahí al «serás gilipollas» o al infausto deseo de «ojalá te mueras» hay un trecho que muchos adolescentes han recorrido con demasiada facilidad durante el pasado confinamiento a causa del coronavirus. Los insultos de los hijos hacia los padres durante este periodo han escalado hasta cuadruplicarse y las malas contestaciones se han multiplicado por dos, según una encuesta realizada a padres de adolescentes que alerta del riesgo de que se consoliden esas actitudes entre aquellos que antes no lo hacían.
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[fa type=»file-text»] Fuente: ABC