Para los niños y niñas víctimas de acoso escolar los siete meses que dura ya la pandemia se han dividido en dos fases: el tiempo que han estado en casa lejos de sus acosadores y el momento en que han tenido que volver al colegio a reencontrarse con ellos. Desde que el Gobierno ordenó en marzo el cierre de centros educativos como una de las primeras medidas para contener la COVID-19, todo lo que tiene que ver con la vida en las aulas ha sufrido un profundo proceso de transformación hacia lo virtual. La forma de impartir las clases, los contenidos, las comunicaciones entre alumnos y profesores y las relaciones entre compañeros se han dado a través de pantallas. El acoso escolar no ha quedado fuera de esa dinámica.
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