Para Elisa, 8 años, no ha habido vuelta al cole. Nunca hubo ni siquiera una primera vez. Su curiosidad natural por el mundo que la rodea es lo único que determina su aprendizaje. No hay rutinas, horarios, asignaturas, exámenes, ni recreos en su vida. Su educación se enmarca en el mero fluir de su día a día y se precipita a base de impulsos. Los suyos.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Comercio