La lucha contra el calentamiento global y la reducción de la huella de carbono se ha convertido en un lema y una forma de vida para ecologistas o cualquier otra persona con sensibilidad con nuestro planeta. Según diversos estudios, una dieta vegetariana puede ahorrar 0.8 toneladas de CO2 por año, dejar de usar el coche para desplazarnos 2.4 toneladas, evitar los viajes en avión 1.6 toneladas. En total 4.8 toneladas año de ahorro. Lo más sorprendente es que según estudios de la Universidad de Columbia Británica y de la Universidad de Lund, en Suecia, un bebé produce la astronómica cifra de 58 toneladas de CO2 anuales.
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[fa type=»file-text»] Fuente: Mujer Hoy