Mientras profesores, padres y alumnos se inquietan ante una vuelta al colegio cargada de rebrotes de coronavirus, la guerra de la educación afectivo-sexual ha vuelto a la escuela. Navarra avanzó ayer que va a aprobar un decreto foral para que el polémico programa Skolae forme parte del currículo, lo que implica que sea de impartición obligatoria en todos los centros educativos y que sus contenidos sean evaluables para los alumnos. Se trata de «una intromisión en la libertad de elección de las familias», según Vox, que tiene intención de seguir con la campaña de objeción de conciencia que interrumpió la pandemia y va a extender el pin parental ya no sólo por Murcia, sino por el resto de comunidades autónomas.
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