Cuando hablas con los padres y madres de familias con hijos siempre dicen que cada uno de sus retoños es un mundo, que son diferentes, que tienen gustos opuestos, caracteres dispares, personalidades distintas. Y aseguran que no entienden cómo pueden ser tan diferentes si “se han criado bajo el mismo techo, con el mismo modelo educativo, los mismos valores y la misma filosofía de vida”. Pese a todo ello, son desemejantes. Entonces, ¿qué hace que los hermanos sean tan diferentes entre sí? ¿En qué medida el orden en el nacimiento influye en su personalidad?
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País