Cuando Amy Moreland (de Centralia, Missouri, Estados Unidos) estaba embarazada de 20 semanas, el feto fue diagnosticado con espina bífida, un defecto congénito que surge cuando la columna vertebral y la médula espinal no se forman adecuadamente. Así nació el pequeño Brody, en abril de 2017, y solo en su primera semana de vida tuvo que pasar por dos cirugías en la espalda (otras cuatro seguirían antes de cumplir un año) y otro diagnóstico de atrofia de médula espinal. Aunque el resultado de las intervenciones fue positivo, los médicos concluyeron que la movilidad de Brody por debajo del pecho sería nula o muy reducida.Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El País