Si bien es cierto que las personas somos animales sociales, no todos lo somos en la misma medida ni con la misma facilidad. En el caso de los niños, hay que añadir que están en proceso de desarrollo de sus habilidades sociales. “Resulta paradójico que a algunas personas no les guste ser sociables, porque somos gregarios desde que nacemos. Estamos en la cúspide de la cadena alimenticia porque hemos aprendido a colaborar y a generar grandes civilizaciones, debido a nuestra gran capacidad de sociabilidad. Pero, los niños tienen unos ritmos específicos para su desarrollo psicosocial y los adultos solemos obligarles a ser más sociables de lo que les corresponde por su etapa vital”, explica Abel Domínguez, psicólogo infanto-juvenil, director de Domínguez Psicólogos.Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El País