Andrea Santos, estudiante de la Universidad Carlos III, confiesa que la primera vez que, como voluntaria de un centro de menores tutelados de la Comunidad de Madrid, sacó a un niño al parque para que pudiera divertirse un rato «solo me pidió una cosa: que le mirase. Que viera cómo se montaba en los columpios. Era su gran necesidad. Y eso hice. Se sintió feliz y yo más por poder hacerlo y verle disfrutar. Me di cuenta de la gran carencia emocional que tienen estos pequeños que viven apartados de sus familias. Aquella experiencia me marcó mucho», confiesa.Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: ABC