«Todos hemos sufrido las lecturas obligatorias: el profesor elige los mismos libros para todos los alumnos. Obviamente, esto es así porque sería imposible para un profesor evaluar la actividad lectora de decenas o cientos de alumnos si cada uno leyera un libro distinto. Sin embargo, los currículos educativos de primaria y secundaria no precisan qué libros deben leerse, sino que destacan un objetivo: se debe promover el gusto por la lectura, que los niños desarrollen el hábito lector. Para lograrlo, la imposición de las lecturas, no resulta la mejor forma.Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: ABC