Sonia y Antonio llevan toda una vida viajando. Porque les gusta, claro, pero también porque están convencidos de que viajar nos permite vivir de cerca realidades muy diferentes de las propias. Realidades que, dicen, les han ayudado a ser más tolerantes, pero también mucho más conscientes de lo que es realmente necesario para vivir. O lo que es lo mismo, les ha llevado a la toma de conciencia del «tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos», que defendía Tyler Durden en El club de la lucha. Tanto es así que poco antes de convertirse en padres –hace ya 14 años– dejaron sus respectivos trabajos en empresas multinacionales y se lanzaron a dar la vuelta al mundo con una mochilaLeer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El País