A Lara apenas le llegan los pies al suelo cuando se sube al triciclo. Pero a ella le da igual. Sabe que tiene a su amiga Aroa para empujarle y viajar a toda velocidad a bordo de su pequeño vehículo. Con él esquivan al personal de enfermería, huyen graciosamente de quienes les persiguen y se esconden tras los mostradores de atención. Como ellas, los pequeños pacientes de la planta de oncohematología de pediatría del Hospital Materno-Infantil de Málaga han recibido con ilusión dos nuevos juguetes denominados kiciclos.Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El País