Todas las parejas al principio, por mucho que crean que se conocen y se quieren, son como dos becarios en prácticas haciendo lo que pueden con lo que saben y lo que se quieren en compañía de sus defectos, todavía sin un pasado y con mucho futuro por delante. Los defectos de cada uno puede parecer que limitan la futura compatibilidad y felicidad de los dos. La perfección puede parecernos el aval necesario para alcanzar el bienestar corporal y espiritual y, sin embargo, la experiencia nos dice que el amor y la perfección no significa haber alcanzado ya la “compatibilidad 100% en pareja”.Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: La Razón