A principios del siglo XX la gente nacía y moría constantemente. Los avances médicos, mayor higiene y mejores servicios aumentaron la esperanza de vida. Tiempo después, también comenzaron a disminuir los alumbramientos. La población creció de forma espectacular, incluso cuando comenzaron a bajar las tasas de natalidad. Esto sucedió primero en Europa, y Norteamérica, después se extendió a Latinoamérica y Asia. Parecía que le había tocado el turno a África: los índices de natalidad empezaron a disminuir en el continente en los ochenta, pero esta tendencia se frenó e incluso revirtió en los noventa y los dosmil.Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El País