Dejar un trabajo estable, comenzar con una pareja que no le conviene, perder de vista sus metas… Los padres y madres se encuentran a lo largo de la vida adulta de sus hijos con que estos toman decisiones que consideran erróneas. Ante estas situaciones, se plantea la duda de si los progenitores deben intervenir o si, por el contrario, han de mantenerse al margen. «Yo les digo: creo que esto por aquí no va bien», indica Loli, una madre de dos mujeres de 28 y 30 años, «pero si ellas toman la decisión contraria, lo que tenemos que hacer es estar ahí siempre y no enfadarnos si no hacen las cosas como nosotros las haríamos».Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El Diario