Hay fechas que pueden ser duras para quienes no entran en ellas. Pienso en el día de Navidad, en el de los enamorados, en los aniversarios caducados y en el día del padre o de la madre. Por estas últimas pienso en Ricardo, aquel niño de pelo largo y andares desgarbados con el que compartí varios años consecutivos de colegio. Ricardo, huérfano de madre desde el nacimiento. “Mi madre murió cuando nací”, contaba, y ese podría haber sido el principio de una novela de vida porque la de Ricardo fue sin duda una vida de novela de principio a fin.Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El País