La historia es bien conocida. A los cinco años, un niño empieza a dar sus primeras patadas al balón y a destacar notablemente entre sus compañeros. Las alabanzas llegan pronto a oídos de los padres: “Oye, la pega muy bien. Debería probar en algún equipo”. A los ocho ya juega en el equipo de su barrio. Antes de que cumpla los 10, llega el gran momento: se le selecciona para jugar en la cantera de un club importante de Primera División. Más felicitaciones. Con 12 años es elegido para formar parte de la selección de su región e, incluso, llegan las primeras convocatorias nacionales. Se suceden las llamadas de las agencias de representación, que le ofrecen botas que cuestan 300 euros a cambio tan solo de que se deje guiar.Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El País