La conciliación no existe, son las madres

Es un ejemplo tan ficticio como posible: Pedro estudió bachillerato de ciencias, se licenció en la universidad antes de cumplir los veinticinco años y ahora es jefe de servicio de neurología en un hospital puntero en investigación. Sofía apostó por el bachillerato técnico, tuvo calificaciones brillantes en la universidad y pronto comenzó a dirigir un gran equipo en un estudio de arquitectura. A punto de cumplir cuarenta años ha renunciado a su carrera para cuidar a su hija de siete.
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