Para muchos niños y adolescentes, grabar un vídeo y pedir a sus padres que lo suban a YouTube supone un juego, en el que imitan lo que ven en la plataforma. Pero cuando este juego desborda el ámbito cercano y el niño pasa a tener miles o incluso millones de seguidores, sufre los mismos riesgos de la sobreexposición y la fama de los actores infantiles y juveniles, entre los que no faltan ejemplos de juguetes rotos.Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El País