Domingo, diez de la mañana. Un chaval de once años despierta tras pasar la noche en casa de un amigo y se reencuentra con su familia, que ha ido a buscarlo para pasar juntos el día festivo. Meses después, su madre, Belén Alvite, aún no sale de su asombro: “Traía la misma cara que si viniese de una rave. No quería saber nada de nosotros y lo único que deseaba era dormir porque había estado jugando con el móvil y chateando por WhatsApp con compañeros de clase hasta las cinco de la mañana”. El niño no tardó en confesar, consciente de que sería una misión imposible ocultar ese insomnio tecnológico a su progenitora, que además de pedagoga es la directora del Centro de Estudio y Prevención de Conductas Adictivas (CEPCA) del Consejo Insular de Ibiza, un departamento que de manera regular realiza investigaciones sobre el uso del smartphone por parte de adolescentes.Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El País