Desde hace años, gracias a las vacunas, se han erradicado enfermedades que hace décadas eran mortales. Esa falta de riesgo a contagiarse e ideologías alejadas de la ciencia han provocado, sobre todo en los últimos años, un crecimiento de los antivacunas, versados en los posibles efectos secundarios de la inmunización, sin base científica que lo avale. Ethan Lindenberger, de Ohio, nació en una familia que no creía en las vacunas, más bien que las rechazaba, según relató el pasado fin de semana en la cadena de radio pública estadounidense (NPR).Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El País