Por qué no debes obligar a tu hijo a dar besos

La escena es de sobra conocida por todos aquellos que conviven con un niño: dos adultos y un menor se encuentran en la calle y, tras los pertinentes saludos por parte de los más mayores, el pequeño se niega a dar un beso para saludar. “Juanito, venga, dale un beso a Pedro, no seas malo”, dice el padre o madre del niño, quien finalmente acepta al verse coaccionado. A partir de ahí, las reacciones del menor pueden ser diversas: desde limpiarse el beso que le acaban de dar, hasta esconderse detrás de las piernas de su progenitor avergonzado por haber hecho algo que no quería.
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[fa type=»file-text»]  Fuente: El País

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