Una dinámica familiar fluida sucede cuando los progenitores son adultos con conciencia de sus límites al tiempo que educan a los hijos fomentando responsabilidad y acompañándoles en su individualidad. No hay sumisión ni vasallaje en las relaciones sino que el equilibrio viene de que se mantenga la autoridad moral del padre y de la madre. Autoridad no es autoritarismo sino capacidad de influencia de los cónyuges basada en el ejemplo, la integridad y la coherencia.Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El País