Reunidos en corro a las puertas de los campos municipales Juan Antonio Samaranch, en la localidad madrileña de Colmenar Viejo, un grupo de niños con edades comprendidas entre los nueve y los 10 años no hablan de resultados, de goles, de clasificaciones ni de estadísticas. En mitad de un amanecer todavía sombrío, distinguen la fina capa de escarcha que el frío ha posado sobre el césped. «¡Ala, el campo está nevado!», exclama uno de ellos, y, como si se tratara de una orden dada en clave, sus compañeros salen disparados al campo para comprobar si es cierta la afirmación.Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El País