Primero leen El diario de Gregg y Los futbolísimos, luego se pasan a Harry Potter y eso les ocupa casi un año de sus vidas, un año maravilloso y obsesivo; después siguen con Narnia o con El señor de los anillos o puede que con los libros de Laura Gallegos. Y entonces… entonces entran en la ESO, los padres les compramos un móvil (porque ya vuelven solos desde el instituto a casa y así nos sentimos más tranquilos) y muchos de nuestros hijos ya no vuelven a coger un libro si no es porque se lo exigen en clase. Y así los vamos perdiendo poco a poco.Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo