En China, como sucede en otros lugares del mundo, son muchos los vecinos o amigos que compiten por ver quién organiza el mayor bodorrio. En la práctica, esto se traduce en sesiones de fotos en los lugares más insospechados –en casa o en el extranjero–, en trajes más elaborados y costosos o en banquetes cada vez más ostentosos. Todo un cóctel de excentricidades que no para de crecer y que sumerge a los pretendientes –y allegados– en una espiral de gasto sin final a la vista.
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[fa type=»file-text»] Fuente: La Vanguardia
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Syd Sujuaan | Unsplash