«Mejor no discutamos delante de los niños”, “Si te parece, resolvemos luego lo que te ha pasado en el trabajo” o “Luego hablamos para que no se entere el niño que estás mal” son expresiones muy comunes, pero que podrían estar haciendo más mal que bien al desarrollo normal de nuestros hijos. Según un último estudio, debemos de olvidarnos de la norma de “mejor no delante de los niños” y expresar las emociones negativas cotidianas delante de nuestros hijos de una manera saludable. “No hacerlo es ocultarles la verdad, hacerles creer que son tontos o no hacerles partícipes de la realidad familiar”. Esta es la principal conclusión de una investigación elaborada con expertos de la Universidad de Washington (WSU, en Seattle) y la de Berkeley (California).
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