–¿Cómo ve la realidad social de los menores con los que trabaja la Fundación en Torrelavega?
–Es interesante porque pese a ser una ciudad de 52.000 habitantes el tejido es como el de un pueblo, en cuanto a que todos conocen a todos, enseguida se corre la voz y la intimidad es muy pequeña. Cuando yo llegué lo primero que oí fue lo típico de: ‘Así que tú eres el alemán, ya me han dicho, ya… tal’. Se preguntaban ‘qué hace un alemán aquí…’– sonríe–. Estaban un poco confundidos. Luego se fueron enterando de que antes de venir a España estuve 15 años en Polonia. Pero ahora me siento muy bien, muy identificado con las Obras, muchas, de la Fundación.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Diario Montañes