Pensemos un momento en la armoniosa imagen de una familia (padres e hijos) alrededor de una mesa con un tablero, unas fichas e incluso un dado —es opcional—. Lo que nos viene a la cabeza es un grupo de gente que lo pasa bien, es feliz y se divierte junta. Pues bien, esa idea tiene que ver con la realidad y no solo con el imaginario colectivo. Lo afirma un estudio realizado por Lego, que dice que “jugar juntos hace que las familias sean más felices, más cercanas y estén menos estresadas”. El informe, además, asegura que existe relación directa entre las horas que pasan jugando padres e hijos con la felicidad que dicen sentir: nueve de cada diez familias (88%) que juegan habitualmente aseguran ser felices. Ese porcentaje disminuye notoriamente (75%) en las familias que no lo hacen.
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