Las orlas que cuelgan en los pasillos del colegio San Antonio comenzaron a colorearse a principios de los 2000. Es por esa época cuando este pequeño centro empieza a recibir en sus clases a los hijos de inmigrantes que viven en el madrileño barrio de Tetuán. Este curso, a la zona sobre el campanario del antiguo convento de los capuchinos donde se encajan las aulas, acuden 184 niños, con familias de 18 nacionalidades de origen diferentes. Filipinos, dominicanos, marroquíes, colombianos, rumanos, venezolanos… y cuatro españoles que desafían la tasa de segregación escolar en Madrid, la más alta de España.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Diario