El único ser humano que vive en lo que ha dispuesto la biología para la supervivencia de la especie es el bebé. El resto vivimos en la adaptación a nuestro entorno, codependientes de nuestra socialización. Si escuchamos la propuesta de la naturaleza tal vez podamos engancharnos al planteamiento más lógico y saludable para la vida. Pero escuchar no es tarea fácil. Las personas hemos aprendido a actuar (sobretodo el varón) en relación a la demanda externa, especialmente la del entorno que es la que ejerce la máxima presión para obedecer.
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