Nosotras las mujeres-madres, podemos correr el riesgo de que cuando estamos o nos sentimos muy solas o poco queridas y/o admiradas, desplazamos nuestro corazón “demasiado cerca” de nuestros hijos para auto-compensarnos. Existen momentos de crisis matrimoniales que pueden llegar a favorecer este tipo de desplazamiento del corazón nos lleva a pasar de “querer mucho a los hijos” a “enamorarte de ellos…” de una manera tan absorbentemente insólita que con ello podemos llegar a compensar y/o paliar los efectos de una mala comunicación matrimonial o los desafectos de una crisis matrimonial.
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[fa type=»file-text»] Fuente: La Razón
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Allef Vinicius | Unsplash