A veces, tardaba en finalizar la frase. A lo largo de su explicación, casi siempre, se topaba con una sílaba que repetía varias veces de manera insistente, prolongando su sonido. Esta circunstancia solía ser motivo de burla por parte de algunos de los compañeros de clase, un hecho que afectaba a su estado de ánimo y a su autoestima. Sí, mi amigo tartamudeaba.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País