Su hijo, de 26 años, llevaba dos días desaparecido cuando le encontraron muerto tras haber sufrido un accidente de moto. Los padres, una pareja británica «extremadamente rica» ya entrada en los 50 años que le tenía a él como único descendiente, se movieron rápidos a la hora de conseguir dejar un legado que el destino había querido arrebatarles. Poco después de encontrar el cadáver, porque el esperma puede sobrevivir en el cuerpo humano hasta 72 horas después de la muerte, contrataron a un urólogo que, contraviniendo las leyes de Reino Unido, extrajo, congeló y almacenó el semen durante casi 365 días.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo