La verdadera depresión de septiembre no me la provoca la vuelta al trabajo, sino los resultados de los exámenes de recuperación de septiembre. Habría que analizar en profundidad si este tipo de pruebas siguen existiendo por utilidad o por tradición. Muchos centros de muchas comunidades ya los han eliminado y sustituido por recuperaciones a final de curso, en junio.
Sin embargo, el quid de la cuestión no está en cuándo se realicen estas pruebas, sino si es lícito o lógico, elijan el término que quieran, que en un sistema educativo que tiende cada vez más a plantear la evaluación del alumno como algo global, multidisciplinar, tengan cabida este tipo de pruebas que te permiten aprobar un curso completo con un único examen escrito.
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