Los cambios sociales que vivimos están impactando en la variedad y la frecuencia de los modelos de familia y, en concreto, se ha producido un notable incremento en las cifras de separaciones y divorcios. La incidencia global ronda el 2%, (es decir, cada año se separan o divorcian 2 de cada 100 personas), cifra que se ha duplicado en pocos años. Si bien el matrimonio debería ser un contrato a largo plazo, hasta que la muerte nos separe, o al menos así dictan los clásicos, lo que no debería ser objeto de debate es que la maternidad y la paternidad deberían ser temporalmente eternas y basadas en la generosidad.
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[fa type=»file-text»] Fuente: Sapos y Princesas
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