En el edificio de infantil del colegio público Santo Domingo, en Algete (Madrid), hay decenas de réplicas del Guernica pegadas a las paredes. Cada una con sus propios colores y alguna con un trazo dubitativo; cada una hecha por un alumno. Hasta ahí, nada muy distinto a lo que se puede encontrar en cualquier colegio de la Comunidad de Madrid. La diferencia es que en el Santo Domingo, cuando un alumno saca su tableta —todos tienen una— y la pasa por delante de una de las pinturas, un código QR —una especie de código de barras— escondido activa un vídeo donde el pequeño autor del cuadro explica qué es el Guernica y el porqué de su versión. La pintura se pone, literalmente, a hablar.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Tamarcus Brown | Unsplash