El impacto que las pantallas podrían provocar en la infancia y la adolescencia preocupa desde la aparición del cine. Ya en 1930, en Estados Unidos, la Fundación «Payne» realizó los primeros estudios sobre ello. El uso que los niños hacen de las pantallas puede aportar indudables beneficios, como favorecer el contacto con el mundo exterior, la comunicación interpersonal y ser un elemento innovador de ocio y entretenimiento, entre otros. Sin embargo, su utilización va acompañada de riesgos y daños como: el desarrollar hábitos de vida no saludables, la recepción de información inexacta, el acceso a contenidos inadecuados o perjudiciales, la violación de la intimidad y el acoso cibernético. La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria de Atención Primaria (Sepeap) pretende aportar respuestas a las familias de los niños que se inician con las nuevas tecnologías.
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