Vestirnos, un abrazo de buenos días, el rayito de sol que nos despierta por la mañana a través de la ventana o salir a un restaurante o una fiesta de cumpleaños pueden ser gestos que a la mayoría, como padres, nos parecen habituales y sencillos. Sin embargo, pueden llegar a ser un auténtico calvario para los niños que tienen dificultades de procesamiento sensorial, a veces llamadas Trastorno del Procesamiento Sensorial (TPS).
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Chinh Le Duc | Unsplash