Querida futura no-madre:
Me gustaría escribirte un carta-refugio que te acompañara más allá del día, a la que pudieras volver cuando esa herida que te ha desgarrado por dentro supure de nuevo. Es una herida que sangrará cada cierto tiempo. Tal vez en la sala de espera de ginecología rodeada de mujeres embarazadas, el día que una amiga te envíe una foto de su hija, cuando oigas distraídamente el nombre que habías deseado para tu bebé o tal vez al mirar al hombre que amas y ver en ese gesto suyo al hijo que nunca vais a tener juntos. Yo creía que había sido capaz de coserla y hacerla cicatriz; pero al sentarme a escribirte esta carta me he dado cuenta que no ha sido así.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Diario
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Álvaro Serrano | Unsplash